La reforma de las pensiones no es necesaria

El pasado jueves instamos a la Asamblea de Madrid a mostrar su rechazo ante el Gobierno de la nación sobre su pretensión de alargar la edad de jubilación a los 67 años por el grave perjuicio que supondría a la clase trabajadora madrileña. Asimismo les instamos a defender una agenda social a favor de la mayoría social trabajadora de nuestra Comunidad, en la dirección contraria a la agenda de recortes sociales que ha supuesto la reforma laboral, la Ley de Medidas Urgentes aprobada por el Gobierno de Esperanza Aguirre, y que supondrá la reforma del sistema público de pensiones.

Esto viene a significar: mantener allá donde tengamos voz nuestras disconformidad con las políticas del Gobierno Zapatero y el Gobierno Aguirre, en este caso la subida de la edad de jubilación. Lo decíamos, lo decimos, y lo diremos: es una barbaridad contra la clase obrera de este país subir la edad de jubilación.

¿Porqué es una barbaridad? La cuestión no es cosa de un día. Hoy explicaré las razones y los claroscuros de la postura del Gobierno, mañana explicaré las propuestas de Izquierda Unida y por último, dedicaré unas líneas a las contestaciones que recibimos del resto de grupos. No tuvieron desperdicio, incluso... ¡me compararon con un soldado japonés de los años cuarenta!

Para empezar y dejar claras las posiciones -que desde IU siempre han sido claras- la ampliación de la edad de jubilación no es necesaria.

El Gobierno interesadamente se ha dedicado a emitir argumentos alarmistas que inducen a engaño y carecen de rigor porque el actual sistema de pensiones no se desmorona, como se puede llegar a deducir por las prisas con que el Gobierno ha llamado a su reforma. Por ejemplo, en el año 2009, año durísimo de crisis, había un superávit de 8.500 millones de euros.

Zapatero, y los agoreros que viven en las altas esferas de los bancos españoles, se basan en el aumento de la esperanza de vida. Pilar que sustenta la reforma, que tiene poca solidez. ¿Porqué? Pues porque nuestro sistema de pensiones se basa en el número de cotizantes, a más personas dadas de alta en la seguridad social más dinero para pensiones. Claro como el agua. O que pasa ¿esperan que España viva hasta 2027 con casi cinco millones de parados? Por tanto no es cuestión de que vivamos más o menos, sino de que trabajemos más o menos españoles y españolas. A parte de que eso de la esperanza de vida va por barrios, no vive lo mismo un rico que un pobre.

El Pilar tiene poca solidez, y los argumentos son cicateros, porque forman parte de la estrategia del miedo. La historia consiste en asustar a la población ¿para qué? Para fomentar los planes privados de pensiones y llenar un poquito más las arcas de los bancos y los bolsillos de los banqueros. No son nuevos los malos augurios sobre el sistema público de pensiones español, ya en el año 1992 el Banco Santander auguraba el colapso del sistema. Colapso que no llegó. Pero claro, el dueño del Oráculo de Santander -de cuyo nombre no quiero acordarme- se quería llevar un buen Botín.

El sistema es absolutamente viable y su sostenibilidad no puede ponerse en duda. Lo que hace falta no es aplicarle recortes sino que lo que precisa es crear empleo estable y de calidad, lo que conllevará generar recursos e ingresos, y con ellos se garantizará pensiones que protejan a más trabajadores y durante más años. Su viabilidad no es una cuestión económica, es una cuestión de decisión y predisposición política.

Este es mi análisis, aunque hay muchos más argumentos que respaldan mi posición. Sino buscad que opinan expertos de la talla de Vicenç Navarro o Juan Torres. Mañana escribiré sobre las propuestas de Izquierda Unida, que llevé a la Asamblea de Madrid la semana pasada.

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